Declaración por el respeto a los DD.HH. y en contra del genocidio en Palestina. Por el cumplimiento del derecho internacional humanitario y la aplicación efectiva de la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad.

La Mesa de apoyo a la Defensa de los DD. HH. de las Mujeres y la Paz en Colombia, plataforma de solidaridad internacional y feminista integrada por diversas organizaciones de mujeres y DD. HH. de España y Colombia que promueve el papel de las mujeres en la construcción de Paz en el país sudamericano, manifiesta su enérgico rechazo a la guerra. Mostramos nuestra repulsa a la violación sistemática del derecho internacional y el derecho internacional humanitario a causa del recrudecimiento de hostilidades por parte de Israel en contra de la población civil palestina. ​​Presenciamos con gran impotencia y dolor un genocidio transmitido en directo durante más de 50 días, en el cual miles de cuerpos se acumulan en tumbas colectivas, bajo escombros y tras incesantes bombardeos que infligen un sufrimiento evitable a las víctimas con el uso de componentes expresamente prohibidos por la legislación internacional. Rechazamos asimismo, de forma tajante, la privación de condiciones básicas para su supervivencia en medio del asedio y exigimos el respeto irrestricto de los tratados internacionales junto a un alto al fuego verificable, permanente y con garantías de no repetición, acompañado con el fin del estado de sitio y el apartheid en Gaza y demás territorios palestinos ocupados.

Bajo el actual panorama, según el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, el número de personas civiles asesinadas en un conflicto no tiene precedentes. No ha existido un ataque tan letal en tan corto periodo, con más de 15.000 personas civiles asesinadas, dos tercios de ellas infancias y mujeres, 60 periodistas, más de 100 miembros del staff de la UNWRA y cerca de 2 millones de personas desplazadas, según esta agencia de la ONU. Vemos con estupor cómo decenas de hospitales, escuelas y centros religiosos han sido bombardeadas en nombre de intereses políticos, geoestratégicos y armamentistas que priman por sobre los derechos fundamentales de la sociedad civil y la protección de la vida. Opera la instrumentalización del legítimo derecho a la defensa por parte de Israel para encubrir crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, refrendada por actores y potencias del norte que, tanto en estos territorios como en otras tantas latitudes, deben resguardar la seguridad de las personas civiles. En su lugar Israel ejerce abusos como la colonización, el despojo, la explotación y el expolio tanto de sus recursos, como de sus territorios, y la vulneración sistemática de los derechos de las comunidades que han habitado históricamente en ellos. 

Lamentamos que en pleno siglo XXI el paradigma dominante, con más de 33 conflictos contabilizados y 103 millones de personas desplazadas forzosamente solo a finales de 2022, según la Escola de Pau, parece prolongarse la penosa impronta de los estallidos bélicos del siglo XX, entre los que se cuentan la guerra civil española, dos guerras mundiales, un holocausto y más de 50 años de doloroso conflicto en Colombia, que, a muchas de nosotras, a nuestros familiares y comunidades nos ha atravesado de manera directa.

La tendencia apunta a una preocupante consolidación del militarismo que, además, precipita la crisis climática, junto al despliegue exacerbado de mecanismos de securitización para plantear el abordaje de cuestiones que nunca tendrán resolución por esa vía: las desigualdades estructurales, con el consecuente empobrecimiento, la desposesión, el desplazamiento, el exilio y la violación sistemática de los derechos fundamentales de cientos de miles de personas y de sus comunidades, con mujeres e infancias registrando un impacto desproporcionado de estas violencias.

Dentro de este alarmante contexto, declaramos con convicción que la construcción de Paz y la búsqueda de soluciones que defienden los DD.HH. por la vía diplomática es una misión cada vez más apremiante que seguirá siendo asumida de forma inaplazable por parte del movimiento feminista internacional. Según informes de la ONU, allí donde las mujeres están implicadas de manera activa en la prevención y resolución de los conflictos hay más posibilidades de que prospere su intermediación. Los procesos de Paz tienen hasta un 35% más de probabilidades de implementación efectiva y sostenible si cuentan con la participación de las mujeres en las negociaciones.

Los desafíos políticos, sociales, económicos, territoriales, culturales y étnicos para continuar por esta senda requieren de una apuesta decidida por el diálogo multilateral y de un abordaje inclusivo, interseccional y multidimensional, en el cual las mujeres continuemos teniendo un rol protagónico para la consolidación eficaz de la Agenda de Mujeres Paz y Seguridad, emanada de la resolución 1325 de la ONU.

Para el caso de Colombia, las mujeres han sufrido unas violencias específicas y desproporcionadas en el marco del conflicto armado, décadas de desplazamientos forzados, violencia sexual como estrategia de guerra y de control del territorio, y violaciones sistemáticas de sus derechos reproductivos. A partir de esta devastadora experiencia que ninguna población merece vivir, y tras acoger los hallazgos y recomendaciones de una Comisión de la Verdad, somos altavoces de nuestros aprendizajes y exhortamos a que la comunidad internacional adopte políticas de gestión de los conflictos acordes a los tratados, declaraciones y convenciones internacionales pertinentes, condenen, investiguen y sancionen su vulneración y eviten a toda costa tanto el conflicto, como sus escaladas o ataques desproporcionados hacia la población civil, protegiendo en todo momento sus DD.HH.

Nos manifestamos como defensoras de la vida y oponemos resistencia ante el actual escenario de globalización de los conflictos, colocándola en el centro. Apelamos al movimiento feminista internacional, junto a todas las personas, líderes, actores y actoras que componen nuestras sociedades plurales, para que fortalezcan su trabajo en red y redoblen su labor incansable y así crear condiciones que permitan la construcción de Paz con verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición de estos conflictos.

Declaramos nuestro compromiso decidido para acompañar, orientar y brindar aportaciones tanto en el terreno técnico y político, como en el ético y el humano, con el propósito de establecer salidas negociadas a los conflictos, y una Paz con justicia social y de género. Tenemos como antecedente inmediato y aún vigente nuestro movimiento vivo de mujeres tanto en España como en Colombia. La experiencia colombiana que la Mesa de Apoyo acompaña, tuvo germen en masivas movilizaciones ciudadanas encabezadas por mujeres manifestándose en contra de la guerra desde hace décadas, pasando por su presencia protagónica durante los diálogos de La Habana y la firma de los Acuerdos finales de Paz con perspectiva de género, hasta la actual construcción colectiva, inclusiva e interterritorial de un Plan de Acción para la aplicación de la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad.

Partiendo de estas referencias, podemos declarar que el fin de la guerra, al tiempo que allanamos el camino impostergable hacia la paz, no es solo un horizonte deseable sino también posible si nos unimos desde una vocación transformadora y a escala global con este firme propósito.

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